Neko

En el mismo trayecto del Sol...

"...en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mio..."

26.9.06

Algunas cosas en la vida (XIII)

Se abre una puerta. Cuerpos temblorosos que entran a una habitación en busca de consumar el amor que se sienten. Se miran y el negro de sus ojos se convierte en un laberinto sin salida. Se besan y sus bocas se convierten en una, sellando su amor, intercambiando los fluidos que de dos hacen uno. Se tocan, y sus caricias se convierten en pequeños choques eléctricos que estremecen su existencia. Un cuarto. Cuatro paredes. Una cama. ¿Qué mas necesitan? Él la toca y ella a el. Como tórtolos se ensimisman en un viaje a través de otra dimensión. Es como si el mundo se hubiera detenido para que ellos se amaran en tranquilidad. Se acuestan, y la cama se convierte en testigo único de lo que allí pasó. Las sabanas se convirtieron en protectoras de su amor infinito. Y en sus mentes nada. Sus cabezas no pensaban, solo su corazón. El de él tenía vida nueva. Su mano temblorosa se agarra a la de ella, y dos se convierten en uno. Y el tiempo es poco pero mucho a la vez, el sol entra por la ventana y los ilumina en ese momento, el momento final. Ella lo besa, y dos se convierten en uno otra vez. ¿Es este el final?...No lo creo...Aún quedan muchas cosas por suceder entre estos dos...Dos que se convierten en uno y se montan en un avión sin controles que se llama amor...

21.9.06

Quizás...(II)

Otra vez, lo mismo de siempre. Estoy cansado. Miradas furtivas que le lanzo, recibiendo a cambio balazos a mi corazón. ¿Sobreviviré a esta agonia? Es el amor que se ha convertido en mi enemigo, es cupido que no se apiada de mí. ¿Dónde estás Dios de los amores que no me quieres ver felíz? Te has convertido en mi pequeño secreto, nadie sabe de mi amor a tí. Eres la única que lo necesita saber, ¿te lo diré? La verdad es que me calaste hondo y ahora me dueles; Bunbury no sabía que sus letras se convertirían en himnos de mi desgracia. Soy joven, lo sé, pero tengo el valor para lograr tu amor. Y despues de todo este tiempo nunca creí que estaría aqui, es que mi amor es ciego hacia ti, pero no lo ves, no ves que te amo mas de lo que nunca sabras, que parte de mi muere cada vez que dejo de verte; pestañar me quita tiempo para admirar tu belleza. Mas sin embargo sigo escribiendo, cuando debería estar hablando; es que mi realidad se me viene encima. Pero igual lo repito,...Quizás me notes....Quizás...

19.9.06

Algunas cosas en la vida (XII)

Finalmente era libre. Libre como aquella vez que, de niño, la niña que lo acosaba se había cambiado de colegio. Esta vez era distinto, la niña no se iba. Lo acompañaba hacia la felicidad, quizás a algo mejor. Tenía un plan. ¿Sería el destino tan benevolente como para permitirle llevarlo a cabo?
Las miradas se cruzaron mientras entraban al café, él recordo que lo había dejado por la otra, entonces lo retomaría por ella. Se sentaron, tenía tanto que contarle, tanto que decirle, tanto que compartir con ella. Pasaron la tarde hablando de cualquier nimiedad que tuvieran en común, nimiedad que se convertía en la mejor cualidad de ambos. Entre el aroma del café y la bohemiedad del momento se conocieron. Ella no lo podía creer. Enamorada. Inmersa en el laberinto infinito que es el amor, perdida en el constante zigzagear que marca los designios del corazón. Tenía miedo, miedo a fallar. Pero sentía la fuerza suficiente para continuar. Se perdía en su mirada, mientras una mano temblorosa se agarraba de la suya...

13.9.06

Quizás...(I)

Entró, la vi. Mi mirada se clavó con la de ella. Ojos negro azabache que hurgaban en lo más profundo de mi ser, cual maquina de rayos x, que desvestía mi alma en busca de lo que soy en verdad. ¿Y qué soy? No sé. ¿Me puedes oir? Yo no dejo de pensar en ti. No me puedo detener. Miré el sol, y vi la forma en que la gravedad nos atrae, la forma en que la gravedad empuja a los demás. ¿Te puedo hablar? ¡Qué pregunta! Tus palabras son como balas de karashnikov que penetran mi corazón, haciendo más mal que bien. Si al menos pudiera parar este tren, ir a casa, y dejar de pensar en tí. Pero los frenos no funcionan; ¡vaya destino! ¿Mirarte? ¡Iluso! Solo para encontrar que no es a mí a quien miras, sino al de al lado, aquel rubio de ojos azules que te derrite como helado en pleno verano. Y, ¿por qué escribo esta carta?No es solo porque te amo, es porque simplemente tenía que decirlo. Quizás la próxima me veas, quizas me notes. Quizás...

10.9.06

Algunas cosas en la vida (XI)

Estaba leyendo un libro muy interesante. No era muy asiduo de la lectura, pero el aburrimiento de la soledad lo llevaba a eso. Pero este libro en particular era muy interesante, ya que tenía una historia sobre el destino que lo había cautivado. Decía que una vez un rey se soño que se despertaba en medio de la noche y caminaba por su castillo hasta que llegó al jardín; allí se le aparece un dragón implorando por su ayuda. El dragón decía que las estrellas le habían contado que el ministro de exteriores del rey lo iba a matar al atardecer del día siguiente; así que le rogaba su ayuda. El rey accedió a ayudarlo. Al otro día temprano mandó a llamar a su ministro de exteriores y lo mantuvo haciendo cosas todo el día; llegó un momento en el que se pusieron a jugar ajedrez y el ministro de exteriores estaba tan cansado que se durmió. El rey entendía que había logrado su cometido; pero grande es su sorpresa cuando llegan unos guardias cargando una cabeza de un dragón y le dicen al rey que había caído de los cielos. Con el estruendo el ministro de exteriores se despertó y al ver la cabeza del dragón exclamó: ¡Qué extraño! Me acabo de soñar que mataba a ese mismo dragón.
Cerró el libro. Le habían dicho que le darían de alta el día siguiente. Todo iba bien. Le darían de alta, ella se había ofrecido a llevarlo a su casa, se pararían a tomar un cafe, conocerse. Todo planeado perfectamente. No podía dejar de pensar en lo que le había dicho la última vez. Siento en mi ser cosas increibles, indescriptibles, pero a la vez tan reales. Como niño esperando el dia de reyes, él esperaba que pasaran esas horas que restaban. Abrió el libro. Paradójicamente el siguiente cuento se llamaba Ella y él. Sonrió. La vida no era tan mala despúes de todo...

7.9.06

Algunas cosas en la vida (X)

-¿Te gustaría alguna vez, no se, una taza de cafe? - él se le había adelantado, ella feliz de que él tomara la iniciativa. Tenían horas hablando, de sonrisas y sueños despiertos. Ella había escapado a las preguntas profúndas que él le hacia, como si fuera un fugitivo escapando la ley. ¿Por qué estás sola? Ella se quedó pensativa y cambió el tema. No sabía en realidad porque estaba sola, porque nadie le regalaba una sonrisa cada mañana, su mundo se hacía trizas; la verdad necesitaba el sabor de unos labios que se sintiera en el corazón, alguíen que fuera su razón.
-Entonces, ¿aceptas el café?
-Por supuesto, pero primero tienes que sanarte por completo. Por cierto, me he dado cuenta que no recibes muchas visitas, ¿a qué se debe?
-La verdad es una larga historia, espero contartela algún día.- La verdad era que sus padres lo habían botado de la casa. Nunca olvidaría ese día. Un día digno de un capítulo de novela. ¿Cómo te atreviste? ¿En qué estabas pensado? Su papá siempre había creído que si cometías un error tenías que cargar con el toda la vida. Él no pensaba igual, habían salidas para los problemas, como si fuera una autopista, siempre hay una salida...
Ella lo miró, y él a ella. Pensó en el café, pensó si su corazón estaba listo para el amor. El tiempo lo diría. El tiempo que es todo. El tiempo que quizás no era suficiente. Dentro de él una bomba iba en cuenta regresiva. Nadie lo sabía...

5.9.06

Algunas cosas en la vida (IX)

-Le tenemos buenas noticias. Las convulsiones se debieron a un exceso de carga eléctrica en su cerebro. Quizas han habido muchos golpes emocionales para usted. Pero esperamos que en par de días ya pueda volver a casa.
Sintió un cierto alivio. Sintió felicidad. Soño con un mundo en el que ella lo llevara a su casa y se dedicara a cuidarlo a él, a cambio él la haría feliz, como nadie nunca lo había hecho. Pero no la habia visto hoy, parecía ser su día libre. Entonces tocaron la puerta, era ella, pero no ella ella, era la que se suponia que iba a ser su prometida. El le preguntó: ¿Que quieres? Ella le dijo: A ti. La risa se le hizo incontrolable. ¿Cómo pretendes que vuelva a tí despúes de lo que me hiciste? Me han abandonado muchas veces, he abandonado muchas veces. Pero soy de los que no miran hacia atrás. Fuiste una vez la musa de mis ojos, pero ya no lo eres. Y sobre todo ya no lo seras mas. La puerta se cerró y nada más. Estaba libre, pensó, libre. O eso creía.
Se sumergió en sueños de peces y burbujas de amor tal Cortázar enamorado. Mojado en pensamientos de amor y un mejor porvenir. Quizás ahogarse en el mar del amor es vivir la vida a plenitud. ¿Dónde estaría ella?¿Dónde estas que necesito de tí para respirar?¿Dónde estás cuando llueve para que me arropes entre tus brazos? Dónde sino aquí, nube de azucena que le das olor a mi vida. ¿Dónde estás?
Sin él saberlo ella lo miraba desde la puerta. Lo admiraba mejor dicho. ¿Quién contra dos que se aman? Ella no vió obstáculos para este sueño. Se dijo que volvería despúes, quizás lo invitaría a un café, conocerse un poco más. Quien sabe.

2.9.06

Un verdadero maestro...

Había una vez un conferencista muy renombrado cuyas charlas lo habían llevado a todas partes del mundo, y cuya fama lo había hecho querido por muchos. Él acostumbraba en sus charlas a tener un espacio en el cual los asistentes escribían preguntas en una hoja de papel y se las pasaban para que él las respondiera. Cierta vez, en una de sus conferencias, le pasó algo muy interesante. Luego de haber impartido los temas que iba a hablar llegó la hora de las preguntas y en una se detuvó pensativo viendo una de las hojas. La hoja decía IDIOTA. Luego de pensarlo un momento el conferencista dijo: Muchas veces he visto personas que escriben preguntas y se les olvida poner su nombre. Pero nunca había visto una persona que escribió su nombre, pero olvidó formular una pregunta.