El tiempo transcurre...

La miré fijamente a los ojos, perdiendome en su mirada, viendo un universo en sus ojos, dibujando un arco de colores, de esos que a veces se forman entre las nubes, cada vez que la Luna, a espaldas del espectador, refracta y refleja su luz en la lluvia. Y entonces se lo dije. Un mundo nace cuando dos se besan, decía Octavio Paz, pero cuando te besé se formaron miles de constelaciones y un universo nació a nuestro alrededor. Simplemente me devolvió la mirada con aquellos grandes ojos miel que reflejaban los sentimientos de su alma. Y cercenó mi corazón, pulverizó mi alma y me dijo adiós. Aquellos sueños despiertos se esfumaron, las horas interminables de insonmio pensando en ella habían perdido sentido, el montón de cosas que hice por ella carecían de significado. Y todo por una palabra. Llovía, la calle desierta, los rayos resonando en mis oidos. En un momento deje de sentír, no escuchaba, no miraba. Nada importaba. Hace unos años la ví. Estaba feliz. El tiempo había transcurrido, su belleza seguía siendo cautivadora y sutil, sus ojos los mismos que una vez reflejaron un universo. Era invierno y los copos de nieve parecían pedazos de cielo cayendo sobre mí. Cuando nuestros ojos chocaron no sentí nada. Sonreí y me fuí. El amor que una vez sentí ya no estaba ahí. El tiempo había transcurrido y había curado el dolor que una vez me afecto...

Angiografía de un adiós...

No sabía como decirle adiós. Como si la conexión entre mi boca y mi cerebro se hubiera cortado, y me había quedado frizado en el momento. Todavía tenía tantas cosas que decirle, pero el adiós era inminente. Me armé de valor y le dije que las cosas tenían un sentido, todo tenía su razón de ser. Y aunque me dolía tener que decirle adiós, no había mas nada que hacer. Creo que eran las 4 de la tarde, y definitivamente no piloteaba mi nave, trancó el telefono y me dijo adiós. Dentro de mí se quedaron las ganas de decirle mil y una cosas que explotaban dentro de mi ser. No quise decirle adiós, porque definitivamente era un hasta luego. La vida aún tiene cosas guardadas para nosotros dos; cosas que espero vivir, junto a ella. Quien sabe...

Rincones...

Guapa, alta, ojos miel. Había sufrido toda su vida. Por amor. Y siempre terminaba divagando -y a la vez tratando de tergiversar- su definición de amor. Pero, ¿porque hemos de sufrir por amor? No es suficiente la cantidad de padecimientos que cada día atacan al ser humano. ¿También tenemos que sufrir por amor? La idea se le hacia difícil de asimilar. Pero al fin y al cabo la vida es asi. Rememoró aquellos momentos de sueños, alegrías, peleas que terminaban en los mejores besos. Y entre fotos y recuerdos lloró. La manera sublime y a la vez abstracta en que todo había terminado la había dejado pasmada, como si todo hubiera estado escrito desde un principio. ¡Qué curioso el sufrimiento! Dificil era para ella aceptar que las cosas habían cambiado, de la noche a la mañana. Pero siempre hay esperanzas. La luz al final del tunel siempre aparece, cuando menos lo esperas. Y se sentó en un rincón. Cuando miró a la pared lo vio. Aquella frasesita se le quedaria grabada. Al fin de cuentas era la verdad, El amor es lo único que importa.