Algunas cosas en la vida (V)

-¿Para dónde vas?
-¿Cómo que para donde? No tengo que darte explicaciones
-Es que no quiero quedarme sólo. Sabes que te necesito.
-Si claro. No lo parece. Vives embobado con esa doctorcita pelirroja
-Ella me cae muy bien. ¡¡¡Me salvó la vida!!!
-A mi que me importa.
Sólo escucho el golpe de la puerta y cerró los ojos. Llevaba 2 días en cama, recuperándose, y todo había ido de mal en peor. Se arrepentía de alguna vez haber querido casarse con ella. Escucho la puerta de nuevo. Era ella.
-¿Cómo está mi querido paciente hoy? - preguntó ella
-Bien, dentro de lo que cabe.
Mientras ella revisaba su pulso, él recordó lo que había sucedido la última vez que se vieron. Ella entró con su aire de mujer maravilla, y él que tiene complejo de hombre en peligro. Estaban sólos y él aprovechó para agradecerle por lo que había hecho. No sabes lo agradecido que estoy. Ella lo miró, literalmente clavó su mirada en él. Había algo en sus ojos. Algo que lo llamaba. Como si ella también necesitara de él, cómo si ella tambien tuviera complejo de mujer en peligro. Justo cuando iba a hablar entraron a la habitación. Era su casi prometida. Había estado al borde de la muerte, y lo único que le preocupaba a ella era sus negocios, su vida social. Ella no sabe que el trabajo es parte de la vida, no lo contrario. Nadie nunca ha dicho en su lecho de muerte que le hubiera gustado pasar más tiempo en la oficina. Volvió a la realidad.

-Hoy te estaremos haciendo unos exámenes, para saber bien como estas. ¿Bien?
-Claro doctora. Lo que usted diga.

Ella salió, pero dejó su aroma. Y él, sentía algo en su ser. Un escalofrío que se desplazaba por su espina dorsal y le hacia sentir...le hacia sentir...