El amor...¿roto?

Leía el otro día en el periódico un articulo sobre como el amor no se rompe, ni se gasta, ni se pierde. La escritora sostenía que lo que se rompía era el deseo. Y me perdí en mi reminiscencia y encontré una canción de aquel filósofo de la vida Ricardo Arjona. Se nos muere el amor, tiene fiebre de frío. Se nos cayó de la cama cuando lo empujó el hastío...Soy de las personas que cree en el amor. Lo veo desde que me despierto cuando mi madre se preocupa por saber si estoy bien, lo veo en la inocencia de mi hermano cuando fija su mirada en mi, lo veo en las peleas de mi hermana cuando me encargo de mortificarla un poco y lo veo en las palmadas que me da mi padre cada vez que alcanzo un logro.

Pero cuando hablamos del amor entre dos personas que no son familia tenemos que transportarnos de lugar y ver las cosas desde otro punto de vista. Este tipo de amor esta marcado por el deseo y la pasión y su necesidad es intrínseca del ser humano. Y en verdad es duro cuando este amor se pierde. Es duro cuando lo vemos agonizar y convulsionar entre las sabanas sin poder hacer nada. Este amor es delicado como una rosa, y siempre tratamos de no hacerle daño. Recuerdo siempre aquella historia de como el amor y la locura iban siempre de la mano, que los sentimientos estaban jugando al escondido y la locura no encontraba al amor. En un momento la locura mete la mano en unos arbustos con espinas y sin querer le quitó la vista al amor. La locura arrepentida se ofreció ser guía del amor y desde ese entonces el amor es ciego y la locura...Bueno ya saben. Y es una realidad que el amor puro y verdadero siempre esta acompañado de locura. Cuando estamos enamorados nos atrevemos a ser y a hacer cosas que normalmente no haríamos y cambiamos hasta nuestra forma de ser. Lo que quiero dejar dicho con todo este artículo es que en realidad el amor no se rompe como un vaso, ni se pierde, ni se oxida. Somos las personas las que nos perdemos en el camino, y sucede entonces, que dos personas que iban juntos por un camino de la mano, se separan y se les hace dificil volverse a encotrar. Y siempre al final nos estamos preguntando si el amor se murió o si fuimos nosotros quienes lo matamos.