No (II)
Aquellas historias eran magnificas. Solíamos empaparnos las manos en aguas cristalinas, instigados por el toque sensual de tus dedos; embriagado, sosegado…solía ver tus ojos penetrantes tras cristales húmedos y ofuscados. Pensé que era la lluvia, nadie más que ella, la que nos unía, brotando de aquellas que están arriba, mojando, salpicando y empapando. Pensé que era la lluvia que mojaba tus besos, que limpiaba mi alma. Pensé que era la lluvia…
{Aquella vez te sentí tan mía, tan tuya, tan nuestra
como arcoíris sin fin
Pero no, no era así, fuiste la lluvia de mi alma }
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home